Tito Madrazo: Dios en el crisol de la migración

Tomado con permiso de Faith & Leadership. Traducido por Alfredo Ballesta

La estrecha conexión entre las experiencias vividas por los pastores hispanos/latinos en Estados Unidos y las experiencias vividas por sus congregantes crea una poderosa dinámica en la predicación, dice el autor Tito Madrazo en esta entrevista sobre su nuevo libro, “Predicadores: Predicación hispana e identidad inmigrante”.

Tito Madrazo pasó cuatro años visitando iglesias hispanas/latinas para su investigación sobre la predicación en las iglesias de inmigrantes de Carolina del Norte.

Visitó varias congregaciones, utilizando entrevistas semiestructuradas, grupos de discusión y observación de los participantes para entender las vidas y prácticas de los inmigrantes en las iglesias protestantes hispanas/latinas.

Este enfoque, denominado etnografía colaborativa, le permitió recopilar información y comprender la cultura de las iglesias siendo transparente y trabajando con las personas que estudiaba–sus colaboradores– para garantizar la precisión y no centrarse en sí mismo.

En particular, estableció una relación permanente con la “Iglesia Agua Viva”, una congregación pentecostal de la zona de Raleigh-Durham. (Madrazo utiliza seudónimos para las personas y las iglesias para proteger a sus colaboradores).

Sus conclusiones se han publicado en un nuevo libro, “Predicadores: Hispanic Preaching and Immigrant Identity”. En él, sostiene que, aunque hay una gran variación dentro de las congregaciones latinas y entre ellas, la propia experiencia de la migración da forma a la predicación de los pastores.

“El Dios que llegaron a conocer en ese tiempo fue el Dios que proclamaron. Los aspectos de lo divino que encontraron más convincentes en su propio viaje migratorio se convirtieron en el centro de su predicación”, dijo Madrazo.

Señaló que sus “ministerios están menos moldeados por las percepciones que podríamos tener del evangelismo hispano/latino y están mucho más profundamente moldeados por sus propias experiencias con Dios en el crisol de la migración”.

Madrazo, que es inmigrante de Venezuela, habla español con fluidez y es pastor bautista ordenado, realizó esta investigación como parte de su trabajo de doctorado en teología en la Duke Divinity School.

También obtuvo un máster en inglés por la Universidad de Baylor y un máster en Divinidad por la Universidad Gardner-Webb. Madrazo trabaja como director de programas en la división de religión de Lilly Endowment Inc.

Madrazo habló con Sally Hicks de Fe y Liderazgo sobre su investigación y sus implicaciones para la iglesia en general. La siguiente es una transcripción editada.

Fe y Liderazgo: ¿Cuál es el resultado de su experiencia al visitar estas congregaciones y escuchar la predicación?

Tito Madrazo: En última instancia, se trata realmente de las experiencias formativas de la migración y, para muchas de estas personas, de llegar a la fe a través de sus viajes de migración o durante sus viajes de migración.

Muchos de los ministros aquí mencionado experimentaron una conversión. A veces, esa conversión se produjo desde un entorno secular. A veces la describen como una conversión de la educación católica a la identidad protestante o pentecostal. Pero casi siempre estaba también relacionada con sus viajes migratorios.

Era la forma en que experimentaban la liberación, la redención o la ayuda de Dios en medio de ese proceso, o la forma en que experimentaban una nueva comunidad dentro de una familia eclesiástica cuando llegaban a lo que para ellos era un paisaje extraño.

También en este sentido, su predicación siempre resonó con las experiencias vividas por sus congregaciones de primera generación. Debido a lo reciente de la migración en Carolina del Norte, se trataba de pastores de primera generación que predicaban a adultos de primera generación y a sus hijos -algunos de los cuales eran nativos, nacidos en los Estados Unidos, algunos de los cuales se encontraban en la situación de receptores de DACA.

Todos ellos estaban aún estrechamente conectados a esta experiencia migratoria. Por ejemplo, algunos de ellos tenían historias dramáticas de Dios liberándolos–a veces del ICE, a veces permitiéndoles milagrosamente venir a los Estados Unidos contra todo pronóstico.

Cuando predicaban sobre tener una relación personal con Jesucristo, también había este eco de la alienación que habían experimentado como resultado de la migración–la importancia de conocer y ser conocidos por Cristo en una situación en la que se sentían totalmente desconocidos, en la que algunos de ellos se negaban a sí mismos, usando nombres diferentes.

La iglesia era un lugar donde podían usar sus nombres reales y ser conocidos por lo que eran. Hubo una predicación significativa sobre el papel de la comunidad de la iglesia, Dios reuniendo al pueblo de Dios en este nuevo lugar, y eso fue un factor fuerte en su predicación.

Pero junto con eso, también había mucha predicación moralista, en términos de comportamiento y ética sexual, todo ese tipo de cosas.

La forma en que entendí que se conectaba con esta experiencia de la migración es cuando se está formando una nueva comunidad en un nuevo lugar–y vemos esto en las Escrituras también, a lo largo de la Biblia hebrea–una de las primeras cosas que Dios hace es proporcionar nuevas leyes y códigos morales para mantener unida a esta gente que acaba de reunirse.

Pensamos monolíticamente, a veces, en una iglesia hispana. Pero, por ejemplo la Iglesia Agua Viva, en la que hice la mayor parte de mi observación participante, tenía miembros de siete nacionalidades diferentes. E incluso de los siete países de origen diferentes, algunos eran de centros urbanos y otros del campo, y habían tenido diferentes experiencias y diferentes niveles de educación.

Tienes esta diversidad salvaje dentro de una iglesia que desde el exterior sólo parece: “Oh, todos hablan español”. Correcto, pero aparte de eso, mucha diversidad.

Gerardo Martí escribe sobre el peligro de la “esencialización etnorracial”, que a veces pintamos con una pincelada demasiado amplia y perdemos de vista la variedad que existe dentro de estas comunidades.

F&L: Una de las frases que he notado es que usted describe tanto a los predicadores como a la congregación como “recuperándose de las heridas”. ¿Qué quiere decir con recuperarse de las heridas?

TM: Le debo gratitud a Mary McClintock Fulkerson, que identifica esto en “Lugares de Redención”.

Me centro en las heridas de la migración. De nuevo, van a conectar con algunos de estos temas de predicación, porque la herida es la alienación. La herida es la pérdida de la familia. En algunos casos, la herida es física.

Hay varios predicadores aquí: uno es un parapléjico que se lesionó porque fue empujado a este mundo de trabajadores migrantes adultos a una edad demasiado temprana. Un joven llegó a Estados Unidos porque un miembro de su familia resultó herido en una operación agrícola y buscaban a alguien que ocupara su lugar.

Existe esta herida, y hay historias de curación dramática que informan la fe y a veces autorizan el ministerio.

Pero la clave aquí no es sólo la herida; Fulkerson habla de que estas heridas son el lugar del discernimiento teológico y del pensamiento. Así que estas heridas se convirtieron en lugares en los que no sólo fueron dañados por la herida, sino que finalmente experimentaron la curación de Dios de alguna manera.

A veces se trataba de una curación física. A veces se refería a las necesidades sociales en sus vidas. Siempre incorporaba alguna dimensión espiritual. Pero fue porque sus heridas habían sido curadas que entonces fueron capaces de entrar en el ministerio y hablar de estas heridas particulares que entendían.

Una vez más, fue esta estrecha conexión entre las experiencias vividas por los predicadores y las experiencias vividas por los oyentes lo que creó una dinámica tan poderosa en esta predicación.

F&L: Ya has mencionado esto, pero ¿de qué manera el discernimiento vocacional de estos predicadores es particular a su experiencia en la comunidad?

TM: Parte de la literatura que habla del discernimiento vocacional se centra realmente en una experiencia predominantemente blanca, de escuela de posgrado.

Eso no quiere decir que haya algo malo en ello o que la gente no experimente llamadas de esa manera. Pero hay casi una sensación de hastío, de “no estoy haciendo lo que debería hacer con mi vida; estoy buscando un sentido; quizás Dios me está llamando al ministerio” que se convierte en la chispa en esa dirección.

Mientras que para algunos de estos ministros, fue mucho más tangible y mucho más arraigado en la experiencia vivida e incluso en la exigencia. Para un ministro: “He experimentado una curación dramática, y ahora me invitan a compartir mi testimonio. Y al compartir mi testimonio sobre esta curación dramática, empiezo a asumir el papel de predicador; puedo imaginarme seriamente esta vocación para mí”.

Para otro: “He sido liberado dramáticamente de la deportación, y esto se convierte en mi plataforma para empezar a compartir una historia”.

Para otros–y esto fue realmente interesante–en muchas de estas iglesias, debido a que los pastores son muy raramente a tiempo completo en las congregaciones de inmigrantes de primera generación, son transitorios en un grado mucho mayor.

Es decir, muchos de ellos son realmente ministros itinerantes. Si su trabajo secular requiere una mudanza o si se cae y tienen que encontrar otro trabajo, esa congregación está buscando un nuevo pastor.

Muchos ministros, desde el principio, empiezan a formar a sus laicos en las funciones pastorales. Un ministro habló de haber sido arrojado al fuego. Su ministro, tan pronto como lo convirtió, comenzó a enseñarle a predicar, junto con algunos otros en la congregación.

Tomaron clases de predicación de la misma manera que otros podrían tomar clases de escuela dominical o estudios bíblicos. Entonces, de repente, cuando el predicador se fue, se mudó fuera del estado, la congregación lo miró y dijo: “Bueno, tienes que ser tú. Tienes la mayor experiencia predicando”.

Lo cual fue aterrador para él, e imagino que lo sería para la mayoría de nosotros. Pero no hay otro lugar al que acudir. No hay un flujo de ministros bien formados que ya hayan discernido que ésta es su vocación.

Ahora, yo diría que esto se está convirtiendo cada vez más en el caso, no sólo para las iglesias de inmigrantes hispanos y latinos de primera generación, pero esto está sucediendo cada vez más en muchas iglesias. Así que la necesidad de que las iglesias piensen realmente en ser espacios de discernimiento vocacional para los futuros miembros–tanto para los suyos como para redes más amplias–es importante.

F&L: ¿Los ministros están preocupados por el futuro de la iglesia hispana/latina a medida que las segundas y terceras generaciones maduran?

TM: Depende. Creo que muchos de ellos ven su propio ministerio en gran medida como la primera generación y sus familias–porque en los Estados Unidos, ha habido una migración continua. No es sólo una ola. Es una ola continua.

Pero la otra cosa es que, cuando se mira el crecimiento de la población hispana de los Estados Unidos desde 2000 hasta 2015, sólo el 25% de eso se debe a la migración continua.

El 75% de ese crecimiento refleja una población nacida en el país. Así que todos [los pastores] eran conscientes, y todos ellos se enfrentaron a la tensión de tratar de asegurarse de que eran un lugar donde las personas de primera generación pudieran echar raíces y crecer en la fe, pero también donde seguían siendo relevantes y satisfacían las necesidades de la Generación 1.5 y la Generación 2. Esto fue un reto para ellos. Esto supuso un reto para ellos.

La Iglesia Agua Viva tenía sus servicios principales en español, pero realizaba todas las actividades de la escuela dominical para jóvenes y niños y el ministerio en inglés. Porque a medida que los niños iban a la escuela, se familiarizaban más con el inglés y se sentían más cómodos comunicándose en inglés, aunque para entonces esos mismos jóvenes se levantaban y dirigían el culto en español.

Todos ellos también entendieron que la iglesia iba a cambiar mientras seguían adelante. Así que parte de la inversión en los jóvenes era la inversión en personas que, debido a su formación bicultural y bilingüe, tendrían esa misma conexión cercana con los congregantes que ellos, como predicadores, tenían con los congregantes de la primera generación.

Podrían considerarlo como odres nuevos y vino nuevo, ya que estaban avanzando, pero con el mismo espíritu de ministerio.

Les preocupaba menos que las generaciones futuras llevaran la misma cultura que ellos desde sus países de origen y más que llevaran esta cultura de fe cristiana en la que se habían formado en una congregación.

Desde el principio, las iglesias no están tratando de hacer una comunidad de fe específicamente hispana o latina de una manera particular. Lo que intentan es formar la fe cristiana de una manera particular y al mismo tiempo honrar y dar espacio a estas expresiones que reflejan más estrechamente los orígenes hispanos y latinos.

F&L: Al terminar, suelo preguntar a la gente, ¿hay algo que no haya preguntado y que quieras añadir?

TM: Hay un sentimiento de que la teología de la liberación latinoamericana y los principios de la teología de la liberación latinoamericana están–o deberían estar–presentes en esta predicación.

Entré, habiendo leído mucha teología de la liberación latinoamericana, esperando encontrar algo de ella. No la encontré en gran parte, excepto entre aquellos predicadores que habían tenido el beneficio de estudiar en escuelas teológicas anglosajonas.

Pero creo que una de las distinciones aquí es que, aunque la predicación pueda ser tradicional en muchos aspectos, sigue siendo realmente liberadora dentro de estos contextos–espiritualmente liberadora, pero también liberadora en términos de dar a los congregantes hispanos y latinos un lugar para aparecer y ser valorados a la vista de los demás y a la vista de Dios.

Esto, en sí mismo, es un acto de resistencia para una población que experimenta vulnerabilidad y marginación de muchas maneras. Hay un capítulo aquí específicamente sobre las predicadoras en este contexto.

Estas predicadoras realizan una gran labor liberadora, incluso cuando predican de forma algo tradicional. Quiero decir que el mero hecho de estar en el púlpito en algunos de estos lugares es liberador, y nombran el valor de las mujeres tanto dentro de la congregación como en el papel de predicadoras y ministras.

Creo que existe este equilibrio de que la predicación y el ministerio pueden ser liberadores, aunque no siempre lo sean según ciertos ideales, que hay muchas formas en las que pueden ser liberadores y dar vida.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Faith & Leadership (https://faithandleadership.com/tito-madrazo-god-crucible-migration-0).  Las opiniones aquí vertidas pertenecen a los autores. 




Cambiamos vidas al cambiar nuestra manera de vivir

No puedes crecer para ser lo que quieras ser en los Estados Unidos.

Mi hija y mi hijo pequeños han sido testigos de niños que se parecen y se oyen como ellos, que quieren jugar como ellos, correr libres como ellos, pero que están encerrados detrás de cercas de alambre.

Me han preguntado: “¿Eso seremos nosotros?”

Con la violencia continua contra quienes han sido oprimidos racialmente, la subyugación de las mujeres, el diseño “para capaces” de nuestra sociedad, las brechas sistémicas en vivienda, riqueza, salud y educación, hemos dejado sin imaginación a las generaciones futuras.

Existe una limitación en la capacidad de soñar en grande cuando los cuerpos de jóvenes negros, morenos e indígenas mueren en nuestras calles por la violencia estatal y social.

Esa opresión histórica y contemporánea acumulada contribuye a lo que yo llamo “la brecha del propósito”.

En todo Estados Unidos, un padre blanco mete a un niño en la cama y le dice: “Puedes ser lo que quieras ser cuando seas grande”, y tanto el padre como el niño lo creen, mientras que un padre de color mete a un niño en la cama y dice: “Señor, mantén a mi hijo a salvo”.

Esa es la brecha del propósito.

¿Qué hacemos en esta era en la que una vida que está a solo una derivación del estándar masculino blanco, de descendencia europea, heteronormativo y sin discapacidad está relacionada a una mayor vulnerabilidad? ¿Qué hacemos? ¿Cómo cerramos esta brecha que se hace cada vez mayor?

Esta es una cuestión de significado y propósito. Es una pregunta que surge del entender que mis– sus, nuestros–llamados a tener vidas con significado y propósito se establecen en el contexto de un legado de 530 años de supremacía blanca en las Américas, que comenzó en 1492.

Esta violencia ha afectado a generación tras generación, obstaculizando nuestra capacidad de soñar y lograr nuestros múltiples propósitos. No significa que seamos incapaces de soñar, ni niega a los que llegan más alto. Pero nuestra capacidad de imaginar se ve obstaculizada y distorsionada por el trauma que se repite tanto en la historia como en el mundo material.

Debemos volver a contar las inexactitudes de la historia porque se nos borra del registro. Más recientemente, la negación de la titularidad a Nikole Hannah-Jones, la creadora de The 1619 Project (El Proyecto 1919), y Cornel West son signos claros de que el ser borrado o la erradicación son tácticas supremacistas incluso en lugares de aprendizaje “superior”. Hannah-Jones y West están haciendo contribuciones que dan forma al campo y brindan llamados al altar cultural para que la nación enfrente su historia violenta y racista.

Aniquilación o asimilación, resistencia o habituación, todo mientras las opresiones reincidentes nunca van a juicio.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo pueden las comunidades de color discernir un propósito que no es solo un negativo fotográfico de los sistemas dominados por los blancos?

Lo que ofrezco, como punto de partida, son tres formas fieles de vivir en respuesta a un mundo injusto: Ser cortadores de cercas, no porteros; vivir como buenos ancestros; y celebrar constelaciones, no estrellas.

Ser cortadores de cercas, no porteros

Las imágenes que inundan nuestros canales de noticias son cercados de tela metálica que encierran a personas negras, morenas, migrantes e indígenas en mayor proporción que a nuestros vecinos de cuerpo blanco.

Con la influencia menguante de la iglesia y la academia en la sociedad, he sido testigo del impulso de proteger, calificar y controlar quiénes y cuáles son las expresiones de liderazgo, los guardianes a quienes a menudo se les otorgan títulos oficiales como pastor, mentor o maestro.

En lugar de porteros, necesitamos más cortadores de alambre, personas que vean las barreras y las derriben o, al menos, hagan agujeros lo suficientemente grandes para que nuestra gente cruce hacia la libertad.

No se trata de que las personas de cuerpo blanco enseñen sobre las condiciones, diciendo: “¡Mira estas cercas!” a los que están encerrados dentro de ellas. Se trata de utilizar cualquier poder disponible para romper y derribar barreras.

Vivir como buenos ancestros

Necesitamos personas para diseñar y crear las condiciones para que las generaciones futuras prosperen. El mejor momento para plantar un árbol para esta generación fue hace varias generaciones.

Esto es más que una metáfora extraída de las Escrituras —el regalo de tener árboles que no plantamos y pozos que no excavamos (Deuteronomio 6:11)—, ¡es también una súplica ecológica literal de que estamos destruyendo este planeta y necesitamos más árboles!

Cuando vivimos de esta manera, estamos practicando la vida diaria como si el mundo de nuestros tataranietos, su ecosistema, su comunidad y sus sueños dependieran de ello.

Celebrar constelaciones, no estrellas

Como sociedad, miramos a los que más brillan: la estrella resplandeciente, el influencer, el genio entre nosotros.

En cambio, debemos buscar a los líderes que vienen con su gente: su comunidad, sus antepasados ​​y sus descendientes.

Líderes como estos no buscan ser los primeros ni los únicos en la sala, sino crear las condiciones para asegurarse de que no sean los últimos. No buscan sus momentos individuales; están intentando construir un movimiento.

Superar la brecha del propósito consiste en reparar el mundo para que todos podamos volver a soñar. Sueña sin miedo. Sueña con el mundo que todos queremos habitar.

Cerrar la brecha del propósito significa que la próxima vez que mis hijos hagan la pregunta: “¿Eso seremos nosotros?”, no mirarán jaulas. En cambio, serán testigos de los cortadores de alambre, los antepasados ​​en entrenamiento, las constelaciones de luchadores por la libertad que construyen mundos donde todos podemos prosperar.

Y les responderé: “Sí, m’hija y m’hijo, eso somos nosotros”.

Patrick B. Reyes es director sénior de diseño de aprendizaje del Forum for Theological Exploration (Foro para la Exploración Teológica). Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen solo al autor.  




Guía para laicos para practicar gratitud

Mi esposa y yo nos mudamos recientemente, lo que nos llevó a visitar media docena de iglesias en los últimos dos meses. Cada una parecía tener un inconveniente: la música no era tan buena, el mensaje no era lo que quería escuchar, o la asistencia dejó algo que desear; no tomaron la Comunión por el método al que estoy acostumbrado; sus ujieres parecían tener sonrisas poco auténticas; no tenían grupos pequeños; no tenían muchos programas de misiones.

Después de varias semanas, compartí mi frustración con una amiga. Ella dijo: “Solo recuerda, las iglesias están hechas por el hombre; por lo tanto, nunca serán perfectas. Acepta lo que son”. De repente, mi actitud cambió.

Hay mucho de qué quejarse en una iglesia. Pero ¿qué tal si dejamos de buscar lo que está mal? ¿Qué si buscáramos lo que está bien en nuestras iglesias? ¿Qué pasa si expresamos gratitud por lo que tenemos? La mayoría de nosotros tenemos mucho que agradecer en nuestras iglesias, pero la naturaleza humana tiene una forma de erosionar nuestro aprecio.

En su libro Comunidad y crecimiento, Jean Vanier nos instruye a “dejar de perder el tiempo corriendo tras la comunidad perfecta. Vive tu vida plenamente en tu comunidad hoy”.

Ese es un consejo maravilloso. Me gustaría ampliarlo ofreciendo varias formas concretas de practicar la gratitud y apreciar lo que tenemos en el entorno de nuestra iglesia, hoy.

Empiece por la perspectiva

¿Por qué un comentario ofende a un miembro de la iglesia y no a otro? La diferencia es la perspectiva. Es importante darse cuenta de que elegimos nuestras propias actitudes. No podemos controlar las acciones de otros o los eventos que suceden. Sin embargo, podemos controlar nuestras respuestas a esas acciones y eventos. La gratitud comienza con nosotros y nuestra perspectiva.

Pasar de las transacciones a las relaciones

El negocio de la iglesia es complicado y nuestras interacciones pueden convertirse en transacciones: “Buenos días. ¿Está el PowerPoint en esta computadora?” “¿Qué tan ocupada está la guardería?” “¿Quién está haciendo los anuncios?”

¿Qué si hiciéramos preguntas diferentes?: “¿Podríamos tomar un café o almorzar en algún momento de las próximas dos semanas, cuando estés disponible?” Luego use ese tiempo para preguntar: “¿Qué te llevó al ministerio? ¿Cuáles son tus mayores frustraciones? ¿Cuáles son tus mayores temores por la iglesia? ¿Cuáles son tus mayores victorias? ¿Cómo te sientes acerca de…?”

Fuimos creados para amar a otras personas. Lo hacemos mejor cuando conocemos a los demás y los apreciamos.

Estar dispuestos

Las iglesias parecen necesitar siempre voluntarios e ideas. ¿Qué si nosotros, como laicos, fuéramos los primeros en ser voluntarios? Podríamos ofrecernos para enseñar un estudio bíblico o dirigir un grupo pequeño. Podríamos presentarnos para servir comidas a las personas sin hogar incluso si el papel que se nos ha asignado es cantar en el coro. Ofrézcase para hacer lo que la iglesia más necesite.

A menudo, estar dispuesto a presentarse en eventos o estar dispuesto a escuchar a los demás es el mejor lugar para comenzar. Si damos el primer paso, el Espíritu Santo tiene una forma de mostrarnos el siguiente.

Lanza una red más ancha. En lugar de poner expectativas solo en el liderazgo superior, ¿cómo podemos cultivar una comunidad de líderes que compartan un objetivo común? Las congregaciones y el personal pueden frustrarse fácilmente cuando el liderazgo no responde exactamente como les gustaría.

Pero los laicos también tienen oportunidades de liderar. Podemos comunicarnos con el comité de finanzas, el consejo de la iglesia, otros miembros del personal y miembros apasionados de la iglesia. Podemos fomentar la colaboración entre los ministerios de niños, jóvenes y mayores. Podemos ayudar a nuestros líderes a mantenerse enfocados en el objetivo final mientras proyectamos una red en torno a un grupo cada vez más amplio de personas que comparten ese objetivo.

Mi esposa y yo todavía no nos hemos decidido por una iglesia. Pero mi frustración ha sido reemplazada por un interés y aprecio genuinos. Para ser honesto, espero visitar más iglesias para ver cómo adoran a nuestro gran Creador.

Sé que cuando encontremos nuestra iglesia, no será perfecta. Pero así como Cristo me abraza a mí y a mis imperfecciones, lo mínimo que puedo hacer es vivir una vida de gratitud y apreciar lo que está bien en mi iglesia.

(Este artículo fue publicado originalmente en inglés en https://faithandleadership.com/laypersons-guide-practicing-gratitude)

Escrito por Mike Osler. Trad. por Alma E. Varela. Las opiniones expresadas aquí son solo del autor. 




¿Quién puede tener acceso a Dios?

Disfrutar de una relación íntima con el Dios del universo es el propósito principal del ser humano. En Dios encontramos respuesta y sentido a nuestras vidas. El salmo 15 describe al tipo de persona que puede relacionarse personalmente con el Creador. El salmista se pregunta quién puede ser un huésped de Dios. En esa cultura, un huésped gozaba de acceso directo con el anfitrión. Este salmo de sabiduría se entonaba al entrar al templo. Los adoradores iniciaban con la pregunta y el sacerdote respondía con los requisitos y finalizaba con una promesa para aquellos que los cumplían.

Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?
¿Quién morará en tu monte santo?
El que anda en integridad y hace justicia,
Y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua,
Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino.

Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado,
Pero honra a los que temen a Jehová.
El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;

Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás.

La persona digna de gozar comunión con el Señor es aquella que camina íntegramente en todo momento y cuyas acciones se encuentran basadas en la justicia. Una persona íntegra se comporta de acuerdo a los parámetros divinos. El tabernáculo se refiere al santuario de Dios localizado en el monte Sión, la ciudad de David. Para tener comunión con Dios es imprescindible un estilo de vida que se amolde al carácter divino.  En Hebreos 12:14 se afirma que sin santidad nadie puede ver a Dios. El Señor pone las reglas para que nos relacionemos con Él.

El salmista describe ocho características que describen a una persona íntegra y justa.  Esto es lo que Dios les pide a los que desean tener acceso a su presencia.

  1. Hablar con la verdad. La honestidad de corazón refleja un compromiso con la verdad.
  2. No calumniar. No anda en pleitos ni busca desprestigiar a otras personas inventándoles falsos para dañar su reputación.
  3. No hace mal al prójimo. Las personas que se encuentran a su lado reciben bondad y no maldad. Sus acciones ayudan a las personas a su alrededor.
  4. No acepta información que desacredita a otros. Es una persona en la que se puede confiar y en la que los chismosos no encuentran un cómplice.
  5. No aprueba el estilo de vida de aquellos que se apartan de Dios, pero busca a los que desean agradar al Creador. Dios es el estándar con el que regula sus relaciones interpersonales.
  6. Mantiene sus promesas a pesar del daño que le puedan ocasionar. Es una persona de honor y en la que se puede confiar.
  7. No es un usurero. Busca ayudar a los demás y no sacar provecho de sus necesidades. La ley le prohibía a los Israelitas abusar económicamente de sus hermanos (Ex. 22:25; Lev. 25:26).
  8. No pervierte la justicia. Busca hacer lo correcto y proteger a los inocentes a pesar de recibir presiones.

La persona que vive de acuerdo a los estándares divinos gozará de la bendición y seguridad divina. La estabilidad en esta vida sólo se consigue agradando a Dios y viviendo de acuerdo a sus mandatos.

Es importante notar que la lista no incluye servicios o actividades religiosas como asistir a cultos o diezmar. El carácter define a las personas que agradan a Dios y éste se manifiesta en las actividades cotidianas. Las actividades religiosas son parte de aquellos que ya disfrutan de una relación con Dios pero no sirven para ganar su aprobación.

Los cristianos tenemos el privilegio de tener acceso directo al trono del Creador a través de Jesucristo (Heb. 4:16). Si bien la redención de nuestros pecados que restaura nuestra relación con Dios por medio del sacrificio de Jesús en la cruz es lo que nos abre la puerta como huéspedes de Dios, el Salmo 15 nos recuerda que el Señor busca adoradores que vivan de acuerdo a sus pautas morales. Que nuestras vidas reflejen al Creador durante esta semana y las que vengan.

Este artículo fue publicado en https://octavioesqueda.com/articulo/quien-puede-tener-acceso-a-dios/.  Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen solo al autor. 




¿Se necesita un clero a tiempo completo para ser una congregación vital?

Nota del editor: Lo siguiente es una adaptación de “Part-Time Is Plenty: Thriving Without Full-Time Clergy”, de G. Jeffrey MacDonald (Westminster John Knox, 2020).

Este artículo fue originalmente publicado por Faith & Leadership en https://faithandleadership.com/do-you-need-full-time-clergy-be-vital-congregation.  Traducido por Alfredo Ballesta

No deje que la creencia arraigada de que sólo las iglesias con pastores a tiempo completo pueden prosperar le impida hacer el cambio a un clero a tiempo parcial, escribe un autor que ha investigado los efectos del ministerio a tiempo parcial.

A medida que el cierre del virus de la coronación de 2020 se cobra un alto precio en las arcas de las congregaciones, muchas tendrán que preguntarse pronto si todavía pueden permitirse un clérigo a tiempo completo. El cambio a un clero a tiempo parcial puede ahorrar decenas de miles de dólares, lo suficiente en algunos casos para mantener abierta una iglesia que, de otro modo, tendría que cerrar.

Sin embargo, las iglesias protestantes de la primera línea se resisten habitualmente a pasar a tiempo parcial, incluso cuando están entre pastores y se plantean el cargo. Han escuchado de los pastores y de sus denominaciones que el ministerio a tiempo parcial prácticamente garantiza un mayor declive. Pero eso no es cierto.

El tiempo parcial es abundante. En el curso de la investigación sobre el clero a tiempo parcial en 10 estados, he visitado 20 congregaciones protestantes de primera línea que han encontrado más vitalidad, no menos, en áreas clave desde el culto hasta la misión, después de reducir el número de clérigos a tiempo completo.

Lo han hecho potenciando a los laicos para que utilicen sus dones y cumplan con las pasiones ministeriales que nunca llegaron a tener bajo un pastor a tiempo completo con un conjunto de responsabilidades imposible de cumplir.

En el difícil entorno económico actual, ya no podemos permitirnos mantener la creencia de que las únicas iglesias con un futuro brillante son las que tienen un clero a tiempo completo. Debemos deshacernos del pensamiento que descarta la opción del ministerio a tiempo parcial, una mentalidad que, de hecho, puede acelerar la desaparición de las iglesias locales.

En mi trabajo como reportero y como pastor, he encontrado que las congregaciones de primera línea tienden a comenzar con la suposición de que el ministerio a tiempo completo es siempre el ideal. Lo he comprobado en mi propia iglesia, la First Parish Church of Newbury (UCC). Antes de mi llegada como pastor a tiempo parcial en 2013, los feligreses se habían aferrado a un pastorado a tiempo completo hasta que la dotación se agotó, los gastos deficitarios estaban devorando el flujo de caja, y la perspectiva de la disolución estaba repentinamente sobre la mesa para una congregación fundada en 1635. El pequeño rebaño había equiparado de tal manera la dedicación a tiempo parcial con la renuncia, que los feligreses, al menos durante mucho tiempo, habrían preferido arruinarse tratando de retener a un pastor a tiempo completo.

No eran los únicos.

“Teníamos miedo de no ser una iglesia de verdad” si el pastorado era a tiempo parcial, dijo Ron Bookbinder, un anciano gobernante en la Iglesia Presbiteriana de Clarendon en Arlington, Virginia, a quien entrevisté para mi libro.

En retrospectiva, se da cuenta de que esta creencia era infundada; Clarendon hizo el cambio y está prosperando, con un número creciente de miembros, una mayor participación en las actividades de divulgación y usos nuevos y creativos de su santuario rediseñado de forma flexible. Pero dejar de lado los prejuicios y confiar en que Dios regará y bendecirá un acuerdo a tiempo parcial cuidadosamente estructurado, llevó tiempo.

El hecho de no considerar al clero a tiempo parcial como una forma viable de estructurar el ministerio puede llevar a las iglesias a poner involuntariamente las cosas en contra de un pastorado a medio tiempo exitoso.

El personal administrativo puede instar a las congregaciones a mantener al clero a tiempo completo durante el mayor tiempo posible, por ejemplo, porque consideran que el tiempo parcial es el beso de la muerte. Pero eso es un error. Las iglesias que esperan demasiado tiempo para pasar a tiempo parcial y entonces estructuran mal el ministerio, prácticamente garantizan un colapso interno.

Si tienen la suerte de tener dotaciones, como mi iglesia, pueden agotar esas arcas pagando sueldos al clero que no pueden pagar. Utilizan el dinero que podría haber permitido futuras inversiones en el ministerio, sin que haya un nuevo florecimiento que lo demuestre.

Además, para entonces, las congregaciones han consumido un tiempo precioso. Una membresía que antes era lo suficientemente joven y enérgica como para asumir más responsabilidades ministeriales en una modalidad a tiempo parcial, está muy disminuida en tamaño y energía para cuando se produce el cambio.

En ese momento, los márgenes financieros son muy estrechos o la iglesia tiene una hemorragia de dinero. Los trabajadores aptos para la cosecha junto a un pastor a tiempo parcial son ahora pocos. De rodillas y temiendo el cierre, las congregaciones en esta situación pasan a tiempo parcial a regañadientes en la última hora posible. Pero para entonces, su continuo declive es prácticamente un hecho consumado.

Cuando se desvanecen, a menudo escuchan: “Te lo dije. El tiempo parcial es el beso de la muerte”. Ese análisis erróneo desplaza la culpa y perpetúa el prejuicio del tiempo completo en la cultura de la iglesia de primera línea. El ciclo de la muerte, desafortunadamente, continúa innecesariamente.

En algunos casos, las congregaciones inflan las suposiciones sobre lo mucho que debe hacer el clero en la vida de la iglesia. Convencidos de que sólo el clero puede predicar, administrar los sacramentos, orar con los moribundos, visitar a los enfermos y representar a la iglesia en la ciudad, las congregaciones se encogen de hombros y conceden: “Oh, bueno. Es una pena. Ojalá nuestra iglesia pudiera hacer más por los miembros, los amigos y la comunidad en general. Pero sin un clero a tiempo completo, tenemos las manos atadas”.

Esa mentalidad distingue a las congregaciones que siguen decayendo de las que toman medidas para empoderar a los laicos de nuevas maneras y así prosperar. Aprender que los roles no tienen que ser tan rígidos, que los laicos tienen más autoridad de lo que creen, que el ministerio en toda su profundidad y bendiciones está destinado a ser compartido — todo esto requiere un cambio mental concertado.

Las congregaciones que prosperan después de pasar a tiempo parcial han hecho ese cambio mental. Las que siguen decayendo después de pasar a tiempo parcial no lo han hecho o lo han hecho demasiado tarde para tener éxito.

Para ayudar a las congregaciones a hacer el cambio, debemos liberar el ministerio a tiempo parcial del estigma. Este proceso deberá incluir una mayor apreciación del papel importante y normativo que el ministerio a tiempo parcial ha desempeñado durante la mayor parte de la historia de la iglesia. Y tendrá que disipar la actitud contemporánea de desprecio hacia el trabajo a medio tiempo, no sólo en el ministerio, sino en todos los segmentos de la cultura estadounidense.

En muchos círculos, la palabra “tiempo parcial” evoca injustamente asociaciones negativas, como si fuera un sinónimo de desgano, de no estar realmente comprometido con el trabajo. Pero, ¿por qué?

“Tiempo completo” se refiere a trabajar 40 de las 168 horas de una semana. Eso es menos del 25% de la semana, y sin embargo se valora como si fuera un compromiso completo, en contraste con, por ejemplo, el de un trabajador a tiempo parcial que da el 18% de toda su semana a un trabajo de 30 horas.

En otras palabras, todos damos sólo una fracción de nuestra vida al trabajo, incluso aquellos que son asalariados y trabajan más de 40 horas. El término “tiempo completo” es una denominación errónea que pretende crear una clase aparte de trabajadores de élite. Si nuestro léxico fuera más preciso, reconoceríamos que todo el mundo trabaja a tiempo parcial.

La dedicación es una medida cualitativa del compromiso con el trabajo que se realiza en un periodo de tiempo asignado, independientemente de lo grande o pequeño que sea ese periodo. No es una medida cuantitativa basada únicamente en el tamaño del plazo.

Por lo tanto, quienes se dedican al ministerio a medio tiempo (menos de 35 horas semanales) pueden ser tan dedicados como sus colegas a tiempo completo. Los que trabajan a tiempo parcial sólo lo hacen a la escala adecuada para las comunidades religiosas a las que sirven.

La reticencia de las culturas de la primera línea a considerar a los trabajadores a medio tiempo tan dedicados como los de tiempo completo es similar, al parecer, a la resistencia cultural de Estados Unidos a las madres trabajadoras en la década de 1950.

Las madres de aquella época que trabajaban fuera de casa eran despreciadas, compadecidas o ambas cosas. Como no dedicaban todas sus horas de trabajo exclusivamente a las tareas del hogar, se las despreciaba por no estar suficientemente dedicadas a los hijos y a los maridos, que se suponía que necesitaban toda su atención desinteresada.

Esta actitud era intrínsecamente clasista, ya que sólo los hogares de clase media y alta podían permitirse ese estilo de vida, y su glorificación sólo reforzaba una premisa que equiparaba la riqueza con la integridad moral.

Las confesiones de primera línea, a pesar de defender políticas públicas y eclesiásticas progresistas, se han quedado ancladas en la idea de los años 50 de un clérigo dedicado. Esperar que la iglesia sea el único objetivo profesional del clero es tan anticuado como insistir en que toda madre debe quedarse en casa y renunciar a un trabajo remunerado para criar a sus hijos.

Hoy en día, algunas madres siguen optando por quedarse en casa cuando eso se ajusta a las necesidades y recursos de sus familias. Del mismo modo, algunos clérigos siguen trabajando a tiempo completo cuando lo hacen para satisfacer las necesidades y los recursos de sus congregaciones.

Pero al igual que millones de madres de hoy necesitan y quieren trabajar fuera de casa, un número incontable de clérigos de hoy también necesitan y quieren trabajar fuera de la iglesia. Esto no significa que sean malas madres o pastores poco comprometidos.

Al igual que Estados Unidos ha aceptado la maternidad laboral, las iglesias de primera línea deben aceptar el ministerio a tiempo parcial como una vocación legítima, sagrada y con la misma dedicación.




La bendición de ser parte de la Convención

Estar conectados a la Convención es muy importante, porque somos parte de una gran familia de iglesias bautistas hispanas de todo el estado de Texas. Todos estamos de acuerdo en que los tiempos que vivimos han sido muy difíciles y, por eso, tenemos que estar juntos. ¡Definitivamente estamos mejor juntos!

Conexión con otros pastores

A nivel personal, para mí como pastor, la Convención me ha proporcionado un grupo increíble de amigos y socios con los que he podido servir a lo largo de los años. Me inspiran constantemente las iniciativas de Convención como “Conexión Pastoral” para crear conexiones sólidas con pastores hispanos de todo el estado de Texas. Además, siempre espero con ansias la Reunión Anual de la Convención para poder conectarme con esos amigos y soñar con formas de servir juntos para promover el Reino de Dios.

Ampliación de la visión

Como iglesia, hemos tenido la gran bendición de asociarnos con Convención durante muchos años, no solo financieramente, sino también al proporcionar un grupo de líderes-servidores que han estado muy involucrados sirviendo en diferentes áreas en todo el estado. Mi oración es que nuestra iglesia continúe asociándose con la Convención por muchos años más.

Recursos disponibles

Estar conectado a la Convención también es muy importante para las iglesias bautistas hispanas en Texas porque la Convención existe para servir a sus congregaciones y miembros para ayudarlos a cumplir su misión y visión únicas inspiradas por Dios. Hay todo tipo de recursos disponibles para que las iglesias hispanas los usen cuando los necesiten. ¡Es una gran bendición ser parte de la Convención!

Oliver R. Martínez es el pastor de la Iglesia Bautista Getsemaní en Fort Worth, TX. Las ideas compartidas pertenecen únicamente al autor. 




En un mundo cambiante, existen verdades que no cambian

El 2020 fue un año de grandes desafíos que marcó un antes y un después en nuestra historia, tomándonos a todos por sorpresa. Todas las áreas de nuestra vida fueron afectadas de una manera o de otra, y la Iglesia no fue la excepción. Ningún pastor ni congregación tenía un precedente sobre como lidiar con una pandemia global. De las materias que cursé como estudiante de seminario, en ningún currículo tomé un curso ni si quiera leí un libro sobre como dirigir una iglesia o una convención en medio de una pandemia caracterizada por un creciente temor e inestabilidad.

Recuerdo el año pasado cuando empezaron a sentirse los efectos del COVID 19 y como el caos y la incertidumbre reinaban en nuestra sociedad, pareciera que los montes se trasladasen al corazón del mar, tal como lo dice el Salmo 46. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Algunos de nuestros seres queridos ya no están con nosotros, la forma de relacionarnos como Iglesia ha cambiado también, los programas, ministerios, la administración de recursos y finanzas, las reuniones en persona, y todas las áreas de la vida eclesiástica tuvieron que ajustarse, aún nuestras mejores tradiciones las vimos interrumpidas. En este tiempo, aprendí cosas que ningún curso de seminario pudo haberme enseñado en teoría. Si alguna enseñanza marcó mi corazón es que dependemos del Señor completamente y de que Él es soberano.

Durante este tiempo, uno de los esfuerzos de la Convención Bautista Hispana de Texas fue proveer recursos a las iglesias sobre como sobrellevar y adaptarse a estos cambios tan repentinos y abruptos, así también nos enfocamos en equipar, bendecir e informar a nuestras congregaciones acerca de los efectos del COVID en nuestros ministerios.

Si bien son un gran numero las áreas que fueron afectadas y los cambios por causa de la pandemia. Creo que la pandemia misma y estos cambios nos dejaron ver con más claridad las cosas que no cambian; verdades espirituales que están en la palabra de Dios que son inamovibles. Durante el tiempo de pandemia, algunos se han enfocado tanto en lo que ha cambiado, que hemos descuidado las realidades que para el creyente son permanentes. Exploremos juntos estas verdades.

• La identidad de la Iglesia – Quiénes somos. El apóstol Pedro define la iglesia como, “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pe. 2:9). Nuestra identidad como Iglesia es definida en Cristo, y Él es el mismo, “ayer, hoy y por los siglos” (Heb. 13:8), por lo tanto, nuestra identidad permanece pese a cualquier circunstancia. (Mat. 16:16; Heb. 13:8).

• El propósito de la Iglesia. La mayoría de los estudiosos bíblicos identifican al menos seis elementos que son parte del propósito de la iglesia: la adoración, el compañerismo, la obra social, el servicio, el discipulado y el evangelismo, al que podemos añadir, la unidad (Jn. 17:21). En esta pandemia aprendimos que el propósito de la Iglesia sigue siendo el mismo, pero este puede llevarse a cabo a través de diferentes medios. El distanciamiento físico no significó que no estamos unidos cumpliendo el propósito del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:4–6).

• El mensaje que proclamamos de la salvación y esperanza es el mismo antes, durante y después del COVID. Este mensaje tiene el mismo poder para salvar y el mundo lo necesita tanto ayer como hoy (Rom. 1:16). Las buenas nuevas no cambian, “éstas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn. 20:31).

• La misión de la Iglesia. De la misma manera que no existe otro evangelio, nuestra misión de proclamarlo no es diferente. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos…enseñándoles que guarden todas las cosas” que el Señor ha mandado (Mat. 28:19).

• La Palabra y las promesas de Dios. No importa lo dramático que sean las circunstancias a nuestro alrededor, o lo que la gente con más influencia opine, o lo que dicten las nuevas tendencias y modas. Nada de eso cambia lo que dice la palabra del Señor, esta siempre permanece (Is. 40:8) y es la brújula que nos muestra el camino (Sal. 119:105). ¡Gloria a Dios por que sus promesas no son afectadas por nuestras circunstancias!

• El Espíritu Santo está con nosotros y en nosotros. Una de las verdades espirituales que nos dan un sentido de permanencia en Cristo y confianza en el Señor es que “Él hizo morar su Espíritu en nosotros (Stgo. 4:5) y es la garantía de nuestra herencia (Ef. 1:14). Ninguna pandemia ni circunstancia puede cambiar esta realidad.

• Nuestro llamamiento. El llamado de Dios a nosotros es el mismo sin importar lo que enfrentamos. La forma y los medios de cumplirlo pueden variar de acuerdo con las circunstancias y necesidades, pero nuestro llamamiento no esta determinado por ellas (Ro. 11:29).

• Nuestra fe. Lo que hemos creído y en quien hemos son el ancla que siempre nos sostienen. “Estamos en el verdadero en su Hijo Jesucristo” (1 Jn 5:20). Nuestra obediencia, amor y devoción al Señor no debe de menguar, al contrario, tienen que crecer (Fil. 1:25; Ef. 4:7; Ef. 4:13).

• La Gracia que Dios nos da en todo tiempo se encuentra disponible para nosotros (2 Co. 12:9). No hay día en nuestra historia que la misericordia y gracia de Dios sea menor que en otro día (Lam. 3:23). Ninguno de los atributos divinos es afectado por cualquiera que nuestra realidad sea, ellos trascienden nuestra existencia y son permanentes.

• El amor de Dios no cambia y no hay factor alguno que nos pueda separar de Él. “Nada nos separará” (Ro. 8:35) de Dios y de su amor hacia nosotros, y esta realidad no puede cambiar. Aún si el sol dejará de salir y enfrentamos la noche más oscura, “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” Ro. 8:37.

Estimados hermanos, teniendo en cuenta estas verdades espirituales que son inamovibles, sigamos adelante como familia de la fe. A. W. Tozer escribe, “Un mundo lleno de temor necesita una iglesia valiente. Iglesia, el mundo está observando. ¿Qué haremos?”. En un mundo tan cambiante, en medio del caos y desesperanza, confiemos en el Señor basados en esta verdad; fortalezcámonos en la gracia que es en Cristo Jesús (2 Tim. 2:1).

Dr. Antonio Josué Miranda es el presidente de la Convención Bautista Hispana de Texas y pastor de la Primera Iglesia Bautista de Austin, Texas.

 




BUA lanza título de teología en español en línea

La Baptist University of the Américas (Universidad Bautista de las Américas) pronto ofrecerá una licenciatura —en línea y en español— en estudios bíblicos teológicos.

El nuevo programa, anunciado en la reunión anual de la Convención Bautista Hispana de Texas en Dallas, dará inicio en agosto y estará totalmente acreditado por la Association for Biblical Higher Education (Asociación para la Educación Bíblica Superior).

“Sabemos que no se ofrece en ningún otro lugar de Texas. Creemos que puede ser el primer título universitario en teología bíblica en línea que se ofrece en español”, dijo Sam García, decano académico de BUA.

El programa de cuatro años incluye el plan de estudios básico para una licenciatura, incluyendo cursos de liderazgo y administración, y los estudiantes pueden elegir entre más de 15 cursos de Biblia y teología.

Los estudiantes podrán ver en línea conferencias grabadas y podrán comunicarse con los instructores y compañeros a través de foros de discusión electrónicos.

“Existe la necesidad de este tipo de programas para pastores de habla hispana en Texas. También creemos que hay una puerta abierta en toda América Latina”, dijo García.

Abraham Jaquez 150
Abe Jaquez

BUA quiere equipar a los ministros de las iglesias bautistas hispanas de Texas, pero también tiene a la audiencia global y al propósito del reino en mente, dijo el presidente Abe Jaquez.

“Esto encaja con nuestra misión como institución de educación superior que forma líderes cristianos transculturales en el contexto hispano. Queremos equipar a los estudiantes para la competencia allá afuera, pero principalmente estamos aquí para educar a los estudiantes para el ministerio cristiano y las misiones”, dijo Jaquez.

El nuevo programa ayudará a equipar a los futuros líderes de la iglesia mientras les permite vivir y ministrar en su propia cultura, sin requerir que se trasladen a San Antonio, señaló.

“Pueden continuar haciendo el ministerio dentro del propio contexto donde se encuentran, pero recibiendo los beneficios de una educación de BUA”, dijo. “Es una gran herramienta desde la perspectiva del reino”.

La fecha límite para aplicar al semestre de otoño es el 16 de agosto. Para obtener más información, comuníquese con la oficina de admisiones al (800) 721-1396 o admissions@bua.edu.

(Este artículo fue publicado originalmente en inglés en https://baptiststandard.com/news/texas/bua-launches-online-spanish-language-theology-degree/)

Por Ken Camp / editor en jefe. Trad. por Alma E. Varela 




Voices: Convención: For us, for our churches, for God’s kingdom

Members of Iglesia Bautista Agape in San Antonio during the 2021 Convención annual meeting at Dallas Baptist University (Photo provided by Convención)

God created humans to have an intrinsic desire to be connected to and live in a community. Even more, in my Latino culture, being connected to others is not just a desire, but a need to develop a healthy interdependent relationship with others.

One main reason for this is our cultural value of familismo, which implicates investing time with family and friends is a paramount social, emotional and spiritual need.

The 2021 annual meeting—or reunion—of our Hispanic Baptist Convention of Texas was a meaningful experience to me, especially after almost two years of being physically disconnected. The COVID-19 pandemic hit in the heart of our great cultural value of familismo. Getting together at the Convención gathering was a very refreshing and edifying experience.

Our Latino culture

Considering our Latino culture, being connected to Convención Bautista Hispana is very important for my wife and me. Getting together at the Convención reunion was a refreshing and profound relational experience, because I had the opportunity to reconnect with longtime friends and ministry colleagues and also build new relationships.

C.S. Lewis said: “The typical expression of opening friendship would be something like, ‘What? You too? I thought I was the only one!’” And that’s exactly what I experienced at Convención.

Sitting at the lunch table with other pastors and exchanging jokes—without copyrights—to be used in our sermons was meaningful.

Seeing so many happy faces walking by the different booths and going from one workshop to another and from one banquet to the next was a reviving experience. Looking at so many people asking for the tickets for lunch or dinner created a beautiful sense of a familial environment.

As Latinos we love to eat, especially with those we love and with new friends. Sharing a meal around the table opened the door for quality engagement and meaningful conversations.

Our spiritual and social needs

Considering our spiritual and social needs, being connected to Convención matters deeply to me, because as a Latino I need the opportunity to develop deep relationship with other pastors, and learn or relearn I am not the only one who goes through struggles in ministry. This gathering reminds us we all go through the same kind of sweet and not-too-sweet circumstances.

For church members this gathering is an exciting and joyful experience. The environment Convención creates is like a big extended family meeting; it’s like a fiesta. Church members can hug, talk and laugh with friends from other congregations.

Famous Latin poet Pablo Neruda said, “Language is the laughter of the soul,” and it really is. That laugh of the soul is so evident and was delightful to see in the faces of many Latino church members speaking in Spanish and Spanglish.

In particular, this year’s gathering was even more meaningful, because for the first time after the pandemic, we were able to reminisce about those brothers and sisters we lost to COVID-19. These conversations about lost loved ones brought closure.

Importance of connection

Convención and Texas Baptists en español are important organizations for Latino churches in Texas. We are living in a politically polarized society, and the church is getting fractured by that political polarization. Gatherings such as the annual meeting provide the opportunity to focus on what matters most—relationships, familial values and, above all, the mission we find in Jesus.

Another reason our gathering is important is pastors and church members get to connect with other parachurch organizations that provide ministry and mission opportunities for the church. Networking is an important and productive component of this annual gathering.

Furthermore, the annual meeting of Convención is a resource for us all. Through workshops and ministry and leadership training, state leaders pour into lay leaders at all levels and give them tools to minister better in their communities.

I believe God created the local church to have a global mindset. After accepting the call of revitalizing a dying church, I have seen God at work at First Baptist Chuch of Kaufman en Español, and I realize how important Convención is for our church.

Acting on that global mindset for the church, next month my wife and I are traveling to Spain to explore ministry opportunities for our church to live out fully the Great Commission and minister to a diverse community of Spanish speakers in Europe.

As Texas Baptists, we believe in the autonomy of the local church, but as Christians and Latino Christians, we find it crucial to develop strong relationships with other churches around the world for the emotional, social and spiritual health of our Latino churches.

Our Convención annual meeting provides the opportunity for Latino Texas Baptists to develop that global mindset so we can accomplish, together, our goal of reaching people to be transformed by the power of our Lord Jesus Christ.

Dr. Pablo Juarez is the pastor of First Baptist Church of Kaufman en Español. The views expressed are those solely of the author.




Voces: Convención es una conexión para el Reino

Mi esposa, mis suegros un par de miembros de nuestro ministerio, otros miembros de la iglesia y yo tuvimos el privilegio de asistir a la reunión anual de la Convención Bautista Hispana de Texas, en la Universidad Bautista de Dallas.

Mi suegro mencionó que hacía 68 años que asistía a la Convención.  Cuando me puse a pensar en mi propia conexión con Convención me di cuenta de que el año 2021 hace 40 años desde la primera vez que asistí.  Me alegra haber asistido este año, y me alegra haber asistido hace 40 años por primera vez.

La Convención Hispana de mi juventud

La primera vez que asistí a la reunión anual de la Convención Bautista Hispana de Texas—llamada Convención Bautista Mexicana de Texas en aquel tiempo—tenía 16 años. Aquella reunión tuvo lugar en la Primera Iglesia Bautista de San Antonio.

Julio Guarneri es el pastor principal de Calvary Baptist Church en McAllen.

 

Mi padre era el pastor de la Primera Iglesia Bautista de Beeville.  Nuestra familia había estado sirviendo en pequeñas iglesias hispanas en el sur de Texas, y no siempre era fácil.

Entrar al gran centro de adoración de la Primera Bautista de San Antonio lleno de bautistas hispanos de todo Texas, escuchar un numeroso coro combinado en la plataforma y un canto congregacional que reverberaba en el espacio fue un viento fresco para mi alma de adolescente hijo de pastor.

Rudy Hernández, Rudy Sánchez, Leobardo Estrada, Carlos Paredes, Eliseo Aldape, Roberto García, Frank Palos y otros gigantes bautistas hispanos predicaron, dirigieron sesiones y sirvieron como líderes de la Convención Bautista General de Texas.

Luego de años de servir en congregaciones en conflicto me asombró la fortaleza, convicción, audacia y poder de aquellos miles de personas que amaban a Cristo, compartían una herencia y estaban comprometidos con el cumplimiento de la Gran Comisión.

Inspirado por líderes hispanos

Coincidentemente, mi primera reunión anual de la Convención Bautista Hispana ocurrió para la celebración del centenario de la obra bautista hispana en Texas.

Mientras el Dr. Joshua Grijalva se preparaba para publicar su libro A History of Mexican Baptists in Texas 1881-1981 (“Una historia de los bautistas mexicanos en Texas 1881-1981”), la convención celebraba los 100 años de testimonio bautista hispano en Texas, marcado por el trabajo de Thomas Westrup en Laredo en 1881, que condujo eventualmente al establecimiento de la Primera Iglesia Bautista Mexicana.

Para mi, como estudiante de secundaria, resultó trascendental aprender que era parte de un legado tan rico.  Vestí mi insignia de mensajero con un sentido de gratitud.

Al participar en el contenido para jóvenes y adultos solteros de Convención observé a los jóvenes adultos que estaban en el liderazgo—como Albert Reyes, Ellis Orozco, Noe Vella, Delfino Aleman, Rhoda Sanchez, Patty Villarreal y varios más—que me inspiraron con su compromiso con la educación y el liderazgo.

Convención, junto a Congreso—el equivalente estudiantil Convención—y Campamento—el campamento hispano auspiciado por la BGCT en Mt. Lebanon—fueron claves para mi rendición al llamado de Dios al ministerio vocacional en mi vida y mi búsqueda de educación ministerial en nuestras instituciones bautistas.

Durante mi juventud, Convención me ofreció inspiración, ánimo y acceso a recursos y oportunidades que fortalecieron mi fe, pulieron mis capacidades para servir en mi iglesia local y señalaron la ruta para el futuro ministerio en el Reino.

Sirviendo a Convención para la siguiente generación

Muchas cosas han cambiado para mi en estos 40 años.  Completé la universidad, el seminario y los estudios para el doctorado.  Serví en varias iglesias en el sur y norte de Texas.  Crie una familia de hijos de predicador que también han sido beneficiados por la obra denominacional y las universidades de los bautistas de Texas.  He participado en Convención como mensajero, orador principal, facilitador de talleres y parlamentario.

En esta etapa de mi vida me siento bendecido de servir y apoyar a la siguiente generación de líderes que Dios está levantando.  ¡Qué privilegio ha sido para mi ver como Dios ha levantado a líderes como Dr. Tony Miranda, Dr. Joe Rangel, Eder Ibarra, Oliver Martinez, Edson Lara, Dr. Rolando Aguirre, Jordan Villanueva, Israel Villalobos, Fernando Hill, Fernando Rojas, Robert Rueda y muchos otros como ellos!  Nuestra tarea consiste en animarlos y apoyarlos.

Durante los últimos 11 años he tenido el alto privilegio de servir como el Pastor principal de Calvary Baptist Church en Mc Allen.  Calvary es una congregación con una mayoría histórica de angloparlantes, pero con los años se ha convertido en una congregación multiétnica. Más de la mitad de nuestra congregación es hispana, y casi la mitad de quienes asisten los domingos participan de nuestro servicio en español.

Procuramos ministrar bien a cada persona en nuestra iglesia, ya sean de habla inglesa, morenos, hispanos, asiáticos y otros, celebrar nuestra diversidad y regocijarnos en la riqueza de nuestras culturas, antecedentes e idiomas.

Nuestra participación en Convención nos permite permanecer en contacto con la manera en que las iglesias están alcanzando y sirviendo a los hispanos, la población de mayor crecimiento en nuestro estado.  Permite que ese segmento de nuestra congregación permanezca conectado para la alabanza, el ánimo y el trabajo en red.  Aún más, nos permite como iglesia ser una fuente de fortaleza y apoyo a otras iglesias y líderes con la esperanza de resultar un modelo más de como cumplir con la Gran Comisión en nuestro contexto.

La belleza de la cooperación

La belleza de las asociaciones y convenciones radica en que son avenidas de dos vías.  Las iglesias y los líderes algunas veces reciben los beneficios de su cooperación voluntaria, sean esos beneficios espirituales, teológicos, educativos o económicos.

En otros tiempos, las iglesias y líderes daban para beneficiar a otros, ya fuera que el don fuera servicio, ánimo, inspiración, tutoría o apoyo económico. Cuando es el turno de una iglesia o líder para dar también reciben, porque cuando colaboramos mutuamente obtenemos la mayor recompensa por nuestra inversión.

Las iglesias que participan en Convención asistiendo, sirviendo y colaborando con el avance de la obra del Reino reciben una bendición por hacerlo, y llegan a ser una bendición para otros.  Los miembros de iglesia y líderes que invierten en Convención están invirtiendo en el presente y el futuro de la obra del evangelio en Texas.  Juntos somos mejores.

Gracias a Dios por el legado de aquellos que estuvieron antes que nosotros.  Alabado sea Dios por el brillante futuro que podemos tener si trabajamos juntos.

Julio Guarneri es el pastor principal de Calvary Baptist Church en McAllen y el primer vicepresidente de la Baptist General Convention of Texas. También sirve como parlamentario para la Convención Bautista Hispana de Texas. Las opiniones expresadas son exclusivas del autor. 

 




Voces: Convención: Por nosotros, por nuestras Iglesias, por el reino de Dios

Dios creó a los humanos con un deseo intrínseco de estar conectados y de vivir en comunidad. Más aún, en mi cultura latina, estar conectado con los demás no es solo un deseo, sino una necesidad de desarrollar una relación de interdependencia saludable con los demás.

Una de las razones principales para esto es nuestro valor cultural del “familismo”, que implica que invertir tiempo con familiares y amigos es una necesidad social, emocional y espiritual primordial.

La reunión anual de 2021 —o reencuentro— de nuestra Convención Bautista Hispana de Texas fue una experiencia significativa para mí, especialmente después de casi dos años de estar físicamente desconectados. La pandemia de COVID-19 golpeó en el corazón de nuestro gran valor cultural del familismo. Participar en esta reunión de la Convención fue una experiencia muy refrescante y edificante.

Nuestra cultura latina

Teniendo en cuenta nuestra cultura latina, estar conectado a la Convención Bautista Hispana es muy importante para mí y para mi esposa. Ser parte de la reunión de la Convención fue una experiencia relacional profunda y refrescante, porque tuve la oportunidad de volver a conectarme con amigos de toda la vida y colegas del ministerio, y también construir nuevas relaciones.

C.S Lewis dijo: «La expresión típica de una amistad inicial sería algo como: “¿Qué? ¿Tú también? ¡Pensé que era el único!”». Y eso es exactamente lo que experimenté en la Convención.

Sentarnos a la mesa del almuerzo con otros pastores e intercambiar bromas —sin derecho de autor— para usar en nuestros sermones, fue significativo.

Ver tantas caras felices paseando por los diferentes puestos y yendo de un taller a otro y de un banquete a otro fue una experiencia revitalizante. Ver a tanta gente pidiendo boletos para el almuerzo o la cena creó una hermosa sensación de ambiente familiar.

A los latinos nos encanta comer, especialmente con aquellos que amamos y con nuevos amigos. Compartir una comida alrededor de la mesa abrió la puerta a un compromiso de calidad y conversaciones significativas.

Nuestras necesidades espirituales y sociales

Teniendo en cuenta nuestras necesidades espirituales y sociales, estar conectado con la Convención es muy importante para mí, porque como latino necesito la oportunidad de desarrollar una relación profunda con otros pastores y aprender —o volver a aprender— que no soy el único que pasa por luchas en el ministerio. Esta reunión nos recuerda que todos pasamos por el mismo tipo de circunstancias dulces y no tan dulces.

Para los miembros de la iglesia, esta reunión es una experiencia emocionante y gozosa. El ambiente que crea la Convención es como una gran reunión familiar; es como una fiesta. Los miembros de la iglesia se pueden abrazar, hablar y reír con amigos de otras congregaciones.

El famoso poeta latino Pablo Neruda dijo: “El lenguaje es la risa del alma”, y realmente lo es. Esa risa del alma es muy evidente y fue un placer verla en los rostros de muchos miembros latinos de la iglesia hablando en español y en “spanglish”.

La reunión de este año en particular fue aún más significativa porque por primera vez, después de la pandemia, pudimos recordar a esos hermanos que perdimos por COVID-19. Estas conversaciones sobre seres queridos perdidos trajeron un cierre.

Importancia de la conexión

Las convenciones y los bautistas de Texas en español son organizaciones importantes para las iglesias latinas en Texas. Vivimos en una sociedad políticamente polarizada y la iglesia se está fracturando por esa polarización política. Reuniones como la anual brindan la oportunidad de concentrarse en lo que más importa: las relaciones, los valores familiares y, sobre todo, la misión que encontramos en Jesús.

Otra razón por la que nuestra reunión es importante es que los pastores y los miembros de la iglesia pueden conectarse con otras organizaciones paraeclesiásticas que brindan oportunidades de ministerio y misión para la iglesia. La creación de redes es un componente importante y productivo de esta reunión anual.

Además, la reunión anual de la Convención es un recurso para todos nosotros. A través de talleres y capacitación para el ministerio y el liderazgo, los líderes estatales comparten con los líderes laicos en todos los niveles y les brindan herramientas para ministrar mejor en sus comunidades.

Creo que Dios creó la iglesia local para tener una mentalidad global. Después de aceptar el llamado para revitalizar una iglesia moribunda, he visto a Dios obrar en la First Baptist Church of Kaufman (Primera Iglesia Bautista de Kaufman) en Español y me doy cuenta de lo importante que es la Convención para nuestra iglesia.

Actuando con esa mentalidad global para la iglesia, el próximo mes mi esposa y yo viajaremos a España para explorar oportunidades de ministerio para que nuestra iglesia viva plenamente la Gran Comisión y ministre a una comunidad diversa de hispanohablantes en Europa.

Como bautistas de Texas, creemos en la autonomía de la iglesia local, pero como cristianos y cristianos latinos, nos parece crucial desarrollar relaciones sólidas con otras iglesias alrededor del mundo para la salud emocional, social y espiritual de nuestras iglesias latinas.

Nuestra reunión anual de la Convención brinda la oportunidad a los bautistas latinos de Texas de desarrollar esa mentalidad global para que podamos lograr, juntos, nuestra meta de alcanzar a las personas para que sean transformadas por el poder de nuestro Señor Jesucristo.

El Dr. Pablo Juárez es el pastor de la Primera Iglesia Bautista de Kaufman en Español. Las opiniones expresadas pertenecen únicamente al autor.

 




Bautistas de El Paso abren un centro de ministerio para migrantes

Las necesidades cambiantes de una iglesia de El Paso y las crecientes necesidades de las personas recién llegadas a la frontera entre Estados Unidos y México coincidieron para ayudar a abrir un nuevo ministerio en conjunto.

Durante una oleada de inmigración anterior, el pastor principal de la Iglesia Bautista Scotsdale en El Paso, Patrick Six, comenzó a pensar en cómo su iglesia podría participar en un ministerio para los migrantes.

Él y algunos otros pastores de la Asociación Bautista de El Paso discutieron si la iglesia podría albergar tal ministerio. Sin embargo, cambios dramáticos en la política de inmigración y la pandemia de COVID-19 pusieron esos planes en espera.

Mientras tanto, durante la pandemia, la Asociación Bautista de El Paso se asoció con el programa Farmers to Families (De los Agricultores a las Familias) del Departamento de Agricultura de EE. UU. para satisfacer las necesidades alimentarias en el área. En un año, la asociación ayudó a distribuir más de $8 millones en alimentos frescos a familias a través de 150 iglesias y organizaciones locales.

Una puerta se cierra, otra se abre

Larry Floyd, director ejecutivo de la Asociación Bautista de El Paso

Cuando terminó la participación de la asociación en ese programa, los líderes se dieron cuenta de una afluencia renovada de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, y de la oportunidad de ayudar a un grupo en particular.

“Estas son personas que han sido examinadas minuciosamente y se les ha otorgado un estatus legal temporal que les permite estar en los Estados Unidos, pero necesitan ayuda para conectarse con sus patrocinadores en este país”, dijo Larry Floyd, director ejecutivo de la Asociación Bautista de El Paso.

Si bien algunas otras agencias y organizaciones en El Paso ayudan a vincular a los recién llegados con sus patrocinadores en los Estados Unidos, la mayoría ofrece esa ayuda “menos el evangelio”, dijo Floyd. Por experiencia previa, estaba convencido de que brindar el servicio ofrece una vía para compartir el amor de Cristo.

Cuando Floyd fue pastor de City Church (Iglesia de la Ciudad) en Del Río, del 2015 al 2019, trabajó con el pastor de misiones Shon Young para lanzar la Coalición Humanitaria Fronteriza de Val Verde. Ahí fue donde Floyd se dio cuenta de la oportunidad de ministrar a las personas y familias recién llegadas, y conocía el proceso que se requiere para iniciar este tipo de organización.

Shon Young, de la Coalición Humanitaria Fronteriza de Val Verde, habla con un grupo de la Asociación Bautista de El Paso sobre qué esperar al inaugurar un centro de ministerio para migrantes. (Foto cortesía de Larry Floyd)

Floyd presentó a los líderes de las asociación su visión de un centro ministerial que pudiera ofrecer una variedad de servicios. El centro podría ayudar a los recién llegados a conectarse con sus patrocinadores y facilitar los arreglos de viaje. También podría suministrar alimentos, ropa y artículos de higiene personal; podría ofrecer un lugar para ducharse, proporcionar alojamiento limitado durante la noche, organizar actividades para niños, y presentar el evangelio tanto con palabras como con hechos.

“He recibido llamadas del estado de Washington, Tennessee, Alabama, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Idaho, Nuevo México y, por supuesto, de todas partes de Texas. El motivo de las llamadas: para ver cómo pueden ayudar con la crisis fronteriza en El Paso”, dijo Floyd.

Parecía haber disponibilidad de voluntarios a corto plazo y alguna ayuda financiera de fuera de la región. Sin embargo, la asociación necesitaba un grupo central de voluntarios locales comprometidos para tener el personal necesario en el centro y, lo que es más importante, un sitio para albergarlo.

Iglesia pone a disposición sus instalaciones

En ese momento, la Iglesia Bautista de Scotsdale volvió a entrar en la conversación. Cuando la congregación era significativamente más grande, construyó un centro de vida cristiana que la iglesia ya no usa de manera regular y que podía usarse para el ministerio a los migrantes.

Patrick Six, pastor principal de la Iglesia Bautista Scotsdale en El Paso

“No somos tan grandes como solíamos ser”, dijo el pastor Six, “pero es como la pregunta que Dios le hizo a Moisés: ‘¿Qué es lo que tienes en tu mano?’ ¿Qué tiene Scotsdale? No tenemos los miembros para proporcionar la mano de obra para este tipo de ministerio, pero tenemos un edificio”.

Six se reunió con los ancianos de su iglesia para presentarles la idea de hacer que el centro de vida cristiana estuviera disponible como sede del Centro del Ministerio Migrante de El Paso. Una vez que ese grupo aprobó la propuesta, Six invitó a Floyd a asistir a la próxima reunión de negocios de la iglesia, para responder preguntas e inquietudes.

“La iglesia votó abrumadoramente a favor de ofrecer el centro de vida cristiana para este ministerio”, dijo Six.

La iglesia hizo la oferta a la asociación sin una fecha de finalización predeterminada, reconociendo que el ministerio de migrantes ocuparía todas las instalaciones los siete días de la semana, potencialmente brindando servicios las 24 horas del día a los invitados.

“Es como la regla para un viaje misionero: sé flexible”, dijo Six.

‘Confíen en el Señor’

Si bien los voluntarios a corto plazo ya han expresado su interés, Floyd reconoce que la clave para un centro de ministerio sostenible son los voluntarios locales comprometidos. De manera que ha organizado reuniones de interés para responder preguntas, reclutar voluntarios y solicitar apoyo.

“Después de mucha oración y asegurar un lugar para comenzar este enorme ministerio, creemos que ahora es el momento de seguir adelante y crear un Centro de Ministerio Migrante que estará bañado en el amor de Cristo”, escribió Floyd en una publicación reciente de su blog.

El Centro del Ministerio de Migrantes de El Paso abrirá sus puertas el 7 de julio. La asociación ha establecido un portal para donaciones en línea y ha creado una Lista de deseos de Amazon con los artículos que el centro necesita, como equipo de recreación simple para niños, artículos de limpieza, artículos de higiene personal, artículos para el cuidado de bebés y material de oficina.

Si bien el centro se está preparando para recibir hasta 200 invitados por día, ese número podría variar ampliamente y los líderes del ministerio no sabrán exactamente qué esperar hasta que el centro esté funcionando completamente, reconoció Floyd.

“Es un tiempo interesante en la vida de una ciudad fronteriza”, dijo. “Simplemente confiamos en el Señor y tenemos fe en que él traerá a las personas que necesitamos para este ministerio”.

Para obtener más información sobre el centro y las oportunidades de voluntariado, comuníquese con la Asociación Bautista de El Paso al (915) 544-8671 o epba@elpasoba.org.