ALTO FRIO—Durante los pasados 26 años el Campamento Anual para Adultos Mayores se ha preparado para responder a las necesidades y preocupaciones de los adultos bautistas mayores de Texas.
El pastor Andrew Villarreal fundó el Campamento Anual para Adultos Mayores en 1993 cuando notó que pocos hispanos llegaban a los campamentos en los que predominantemente asistían adultos mayores anglos.
Ahora una segunda generación—Patty, la hija de Villarreal y quien enseña trabajo social en Baptist University of the Américas—lleva las responsabilidades de dirigir un campamento en un tiempo de transición.
Ella señala que la transición empezó mucho antes que ella tomara el cargo de presidente del campamento. Comenzó cuando Gloria Gonzales era presidente hace unos años, ella recomendó adoptar una constitución que establecería a un año el término de los oficiales del campamento.
El campamento reconoció que una nueva generación de bautistas hispanos de Texas llegaría a ser adultos mayores y que los tiempos habían cambiado también. Por lo tanto, se tenía que hablar ya de nuevos temas.
“Hay situaciones ahora que no existían 26 años atrás,” señaló González. “Ahora tenemos que hablar del suicidio, el abuso de medicamentos y de estafadores telefónicos.”
También fue cuando González servía de presidente que el fundador del Campamento para Adultos Mayores se dio cuenta que las fechas no funcionaban para todos. Igualmente debido al crecimiento Alto Frio estaba batallando para dar alojamiento a todos en las noches.
Fue cuando Andrew Villarreal empezó el Campamento Maranatha en el 2003 para proveer una fecha diferente a otros adultos mayores hispanos.
El Campamento Anual para Adultos Mayores cambió aún más cuando Grace Rodríguez tomó la presidencia.
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Para responder al número creciente de adultos mayores hispanos que no hablaban español, o que se sentían mejor hablando inglés, el campamento empezó a ofrecer todo en los dos idiomas.
Hoy, el campamento para adultos mayores hispanos se enfoca en proveer actividades más completas como clases de Zumba o aeróbicos acuáticos para promover la actividad física y estilos de vida saludables, mencionó Patty Villarreal.
Además, el campamento también hace el esfuerzo en tratar con la salud emocional y espiritual, González añadió.
Desde la 6:45 a.m. a las 8:30 o 9 p.m., el campamento hispano de adultos mayores ofrece una variedad de actividades.
“Entendimos pronto que las personas no querían venir aquí a quedarse en sus cuartos todo el día,” Rodríguez dijo.
Aunque el campamento ha cambiado, sigue buscando honrar su patrimonio y sus tradiciones—al igual que su conexión hispano-bautista con Alto Frio, dijo Villarreal.
Muchos de los primeros que asistieron al campamento Alto Frio tienen muy buenas memorias de su asistencia al campamento cuando eran jóvenes, ella notó.
“Muchas de estas personas vinieron aquí de jóvenes, o mandaron a sus hijos. Así que hubiera sido muy difícil tener que asistir a otro campamento,” ella dijo.
Muchos vienen a Alto Frio a mantener esas relaciones que han tenido por años.
“Estamos agradecidos que este campamento también ayuda a personas que antes no se conocían,” dijo Villarreal.
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