Mientras que algunos políticos en Estados Unidos han dicho que la caravana que viene de Centroamérica debe de ser considerada una “invasión,” algunos bautistas en México y en el sur de Texas ven la situación como una oportunidad para ministrar.
Natanael Ramírez Villegas, pastor de la Primera Iglesia Bautista Bethel en Santo Domingo, una ciudad cerca de la frontera de México con Guatemala, empezó con la idea de ministrar a migrantes en diciembre del año pasado.
Para finales de mayo de este año, su congregación y otras iglesias de la Convención Regional Bautista Costa de Chiapas ya ofrecían comida y cuidado espiritual a los inmigrantes que pasaban por Tapachula. Las iglesias se enfocaron en dar de lo poco que tenían a mujeres, madres con niños, ancianos y a personas con discapacidades, Ramírez explicó.
“Todo comenzó con el llamado que Jesús nos dio de ir a la naciones, pero ahora ellos son los que vienen a nosotros,” él dijo.
El ministrar a inmigrantes le ha abierto los ojos a las iglesias que están participando, Ramírez mencionó. Recordó las palabras de una niña que dijo, “ellos están pasando frente a nosotros, es el momento de compartir el evangelio y darles algo para el camino.”
El miedo a la violencia provoca migración
Aunque su interacción con inmigrantes es breve, Ramírez dijo haber escuchado y visto por qué las personas dejan sus hogares.
“Conocí a una joven que había hecho planes de dejar su país con su hermano, pero el día que la conocí ella se acababa de enterar que su hermano no había podido salir de Honduras porque una pandilla lo había matado,” Ramírez dijo.
Guerras, narcoviolencia, cambio climático, persecución y la falta de oportunidades son factores por los que familias dejan sus países natales, dijo Danny Carroll, profesor de Antiguo Testamento en Wheaton College y autor del libro Christians at the Border: Immigration, the Church, and the Bible.
“Necesitamos poner esto en una perspectiva global porque la misma desesperación que vemos salir de Honduras, es la que también estamos viendo salir de Sudan o Siria,” Carroll dijo.
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La narcoviolencia se ha filtrado a todos los aspectos sociales, e igual como pasó en Colombia, los gobiernos de Honduras y Guatemala han sido infiltrados por los carteles, Carroll comentó.
Las familias están dispuestas a tomar medidas desesperadas por esas razones y elijen caminar largas distancia, él explicó.
“Lo que están haciendo es escapar la violencia de las áreas de bajos recursos, donde las pandillas se alojan, y tratan de preservar las vidas de sus hijos,” Carroll dijo.
El cuidado de otros
Aunque las iglesias bautistas en México tienen algunas necesidades, Ramírez dijo que esas no les deben evitar cuidar de aquellos que huyen por sus vidas.
“Tenemos necesidades, pero también podemos dar algo de ayuda,” él dijo. “Al menos podemos ayudar en lo espiritual.”
Las situaciones migratorias han cambiado la manera en que las iglesias ven al mundo, Ramírez explicó. Ahora, las iglesias en la convención regional de la costa de Chiapas quieren crear una organización para continuar permanentemente lo que están haciendo con inmigrantes, él dijo.
El Proyecto de Siembra de Iglesia Inmigrante, como le han llamado a su ministerio, continuará alimentando a inmigrantes, y crecerá para ofrecer un lugar para descansar y tomar un baño.
Para ayudar a aquellos que no pueden continuar, las iglesias pueden ayudarles a encontrar empleo para que se puedan quedar a vivir en el área, Ramírez dijo.
“Dios nos llama a usar lo que tenemos para ayudar a otros,” él dijo
Pastor de Laredo trabaja con bautistas en México
Antes de las caravanas, el pastor Lorenzo Ortiz de la Iglesia Bautista Emanuel en Laredo, ya trabajaba con inmigrantes que cruzaban de Nuevo Laredo a Texas.
Su ministerio empezó con cubanos que venían buscando asilo. Después cambio a incluir inmigrantes de Venezuela y África, y ahora podría pronto incluir a centroamericanos que buscan asilo en Estados Unidos.
Ortiz habló con Adolfo Salazar, presidente de la Convención Nacional Bautista de México (CNBM), y sugirió que las iglesias bautistas en México cooperaran para dar ayuda a los que están cruzando México para inmigrar a Estados Unidos.
CNBM saco un comunicado en Facebook donde llamó a las iglesias a compartir el evangelio con inmigrantes—quienes ahora son mayormente de Centroamérica—y también ayudarles con artículos de ropa y calzado, sombrillas, paraguas, artículos de primeros auxilios y medicina básica.
La convención también animó a las iglesias a usar sus edificios para preparar y dar alimentos saludables a inmigrantes. Para proveer de ayuda espiritual, la convención recomendó que las iglesias también tuvieran biblias disponibles para ellos.
“A Dios pertenece el poder para mover las fronteras del mundo y acercar las naciones al conocimiento del evangelio, no desaprovechemos esta gran oportunidad de compartir el mensaje de salvación en Cristo,” decía el comunicado de la convención.
Las convenciones bautistas regionales del norte y sur de México se están movilizando a ministrar a inmigrantes, Ortiz dijo. Aun así, Ortiz añadió, más iglesias y ministerios deben de unirse a este trabajo porque “esto no le pertenece solo a una iglesia.”
“Esto requiere de todo el cuerpo cristiano,” Ortiz dijo.
Un largo proceso
La caravana está por lo menos a 700 millas de Nuevo Laredo, pero Ortiz ya está comunicándose con los gobiernos de la ciudad para determinar lo que las iglesias pueden hacer para ayudar. El gobierno va a proveer alojamiento para los inmigrantes, mientras que las iglesias ayudarán con alimentación y algunos otros recursos, él dijo.
Jacinta Ma, directora de política y defensa de National Immigration Forum, explicó que los inmigrantes han creado un sistema informal en el que forman una línea y escriben los nombres de cada individuo junto a sus familiares. Cada nombre recibe un número y entonces ellos pueden ir y buscar un lugar donde quedarse cerca de la frontera, ella dijo. Cuando su número es llamado, ellos tienen que estar listos para presentarse con un oficial de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en ingles).
Un oficial de la protección fronteriza hará una prueba para ver quienes califican para buscar asilo. Las pruebas buscan encontrar quienes verdaderamente estarían en peligro si regresaran a sus países.
“Si pasan esa primera prueba con los agentes fronterizos, entonces se les asignará un agente del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS por sus siglas en ingles), quien hará otro examen para determinar si son elegibles para recibir asilo,” dijo Ma.
El proceso puede tomar de seis meses a dos años, Ma mencionó. Cerca de 92,000 personas fueron parte del examen para determinar si se les daba asilo el año pasado. Entre el 60 y el 80 por ciento de ellos fueron referidos con agentes de USCIS, pero solo el 20 por ciento de ellos recibieron asilo, Ma explicó.
La llegada de inmigrantes a la frontera—una oportunidad para que se les ministre mientras esperen ahí—es parte del trabajo que Dios está haciendo, dijo Ortiz. Más gente ha escuchado y recibido a Cristo ahí que en las iglesias o en los otros ministerios de las iglesias, él dijo.
“No solo como convenciones, iglesias, o ministerios, pero también como individuos hemos sido transformados al ver como Dios cambia vidas por medio de este fenómeno migratorio,” Ortiz dijo.
Si algunas personas de la caravana logan entrar a Estados Unidos, Ortiz también es parte de una coalición de iglesias que se está preparando para recibirlos en el sur de Texas.
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